Por: Alfonso Camerano Fuentes

El viernes 10 de septiembre Gustavo Petro debutará en la Plaza de la Paz de Barranquilla, y qué bien si lo hiciera desde el atrio de la Catedral, ratificando su compromiso con la mujer colombiana bajo la sombra de María Reina.

Y es que en este remozar de las ideas que guía su acción política nos ha notificado el fin del debate entre “izquierda y derecha” prefiriendo para el Pacto Histórico ser el portador del mensaje de la Vida, el mismo que, desde su virginidad, María Reina, nos entregó al dar a luz al más trascendente varón humanista, corazón noble, mensajero del perdón y las buenas obras, que hoy reclama el pueblo colombiano.

Cuando Petro suba a la terraza de la catedral, si la arquidiócesis lo autoriza, como ocurrió cuando la inauguro Juan Pablo II, o para espectáculos de carnaval, se daría comienzo a una nueva era, la del Pacto Histórico, sumando el ropaje púrpura a los blue jeans del sacerdote jesuita Francisco de Roux, comprometido con la verdad, la justicia, la reparación de las víctimas, si se atreviera la sotana arzobispal del prelado vallenato Salas, colocarse simbólicamente al lado del colombiano que goza de mayor aceptación por los pobres que reivindico Jesus, ahora muy cerca de coronar la Presidencia de la República para los desvalidos del Poder Político.

Tal vez así no ocurrirá, por lo que tocará, entonces, hablar de cara a Maria Reina, encaramado en una tarima desde el centro de la Plaza de la Paz, atiborrada de barranquilleros de todos los colores sociales, económicos, religiosos, políticos, de género, jóvenes y viejos, para empezar a construir con el verbo convincente el Pacto por la base, escuchándonos cara a cara en la ciudad más libertaria del Caribe colombiano, como lo hizo el Galileo en los albores de nuestra era.

Mientras llega Petro a Barranquilla, crece hora a hora el desastre social, sintetizado en una sola palabra: “inseguridad”; para definir con simpleza el desastre social evidente de cientos de miles de familias con sus jóvenes empujados a la delincuencia sea conformando la carne de cañón de las pandillas organizadas por los clanes de El Golfo o Los Costeños, dueños del maceró y del micro tráfico de estupefacientes, la extorsión o el asalto callejero.

Como lo escribió Charles Dickens en “Historia de dos ciudades” refiriéndose a la Inglaterra de la entreguerra mundial, coexisten dos ciudades, una, la pujante de cemento, con obras de ornato y solaz, a cargo de los nuevos acumuladores de capital producto del saqueo leonino al estado, que todos los días construye metros cuadrados de pavimento sin parar, a fin de sostener empresas afectas al gobierno de turno, que han llevado a la quiebra a la entidad territorial acumulando un inédito récord de impagable deuda pública en los próximos 30 años; y a su lado, otra urbe de miserables, coexistiendo al lado de la moderna, que no alcanza a consumir las tres comidas diarias, empobrecida desde su clase media, dedicada al rebusque de lo que caiga para el diario vivir.

Hace parte este desequilibrio del trazado que le fue asignado a Barranquilla por el convenio celebrado entre Argos, en nombre del poderoso grupo o sindicato antioqueño, y el sector político regional, con sede en las capitales de la costa, optando por el derrotero del crecimiento urbanístico desmedido que prioriza las obras civiles en las más de 16 mil nuevas hectáreas que se abrieron con la llamada Circunvalar de La Prosperidad hasta el Mar Caribe, habilitando toda la franja de los municipios conurbados hasta Cartagena sobre los límites del Mar Caribe desde Barranquilla, Puerto Colombia, Tubara y Juan de Acosta, y que ha de prolongarse más allá de Tolú y Coveñas.

En este proyecto el papel aeroportuario regional ha sido entregado a Cartagena; así como el complejo proyecto vial Cartagena – Barranquilla, Sincelejo, desde la carretera Oriental y la Cordialidad, por la cruz de El Viso, dotando de hotelería y proyectos de vivienda toda la franja litoral desde el Atlantico hasta más allá de Cartagena, incluyendo las playas de Sucre Cordoba, como la nueva propuesta de crecimiento urbano desbocado.

Para esta visión los Puertos Marítimos de Cartagena , Santa Marta, y la LaGuajira, Morrosquillo y Urabá, serían suficientes para la carga nacional, marginando a Barranquilla y a su siempre sedimentado canal navegable a cargo de la desentendida Nación, aplazado indefinidamente, con el entierro definitivo de pobre al Superpuerto, convertido en quimera no ejecutable; a lo cual se suma la dilación del contrato de la APP del Río Magdalena, después de la torpe y monstruosa caída del celebrado con Navelena, y terminar convirtiendo la
Ciénaga de Mallorquín en un Ecoparque concesionado a 30 años al
mismo combo del corredor portuario, o del malecón o de la plaza de Puerto Colombia.

Se trata del fracaso de nuestra clase política del Caribe Colombiano que se contentó con las migajas que les cae desde los contratos del dragado al Cartel del Lodo, o los de las componendas corruptas desde Cormagdalena, entregada por el gobierno de turno como botín de guerra a los honorables políticos de la región y a sus pupilos en gobernaciones y alcaldías para hacer el festín que tanto daño hace a la economía nacional.

Delante de todos, el Río Magdalena a solo unos kilómetros de Barranquilla, arremete contra el casco urbano del municipio de Salamina, buscando salida hacia el Mar Caribe por su antiguo delta, sin que los dirigentes de la región hayan podido arrancar los recursos al Ministerio de Transporte que reclaman los pobres del litoral del Magdalena.

Todo este panorama recibirá Petro en la Plaza de la Paz, mirando a los ojos a su pueblo y teniendo frente a sí la
Imagen simbólica de María Reina, nombre con el que bautizaron a nuestra Catedral de Barranquilla, atiborrada por miles de humildes, hombres y mujeres, de todas las edades, dispuestos a darle la bienvenida al Pacto Histórico por un porvenir esperanzador.

El viernes en la Plaza de la Paz es la cita con Petro, Presidente…

María Madre le dará su fuerza a su propuesta Humana.!!!